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Boleros, jazz y corazón: así se vivió el XIV Festival Santander de Boleros
Por Esther Casabó
Publicado en 05/10/2025 09:56
Música
Onda Marina

El Palacio de Festivales de Cantabria volvió a vestirse de gala para acoger el XIV Festival Santander de Boleros, un evento que ya es cita imprescindible para los amantes de la buena música y las emociones a flor de piel. Onda Marina tuvo el placer de acompañar, un año más, a los grandes protagonistas de la noche: Jueves de Boleros, que demostraron de nuevo por qué son sinónimo de pasión, talento y entrega sobre el escenario.

Este año el festival nos sorprendió con una colaboración de lujo: la Asociación Cántabra de Músicos de Jazz, que aportó su elegancia sonora y su maestría instrumental en una fusión deliciosa entre bolero, swing y latin jazz.


Como artistas invitados, dos voces que conquistaron al público desde el primer acorde: Luis Alberto López Soto y la inigualable Carmen Bautista, nuestra canaria preferida, que derrochó fuerza, simpatía y alma.

El espectáculo, dividido en dos partes, arrancó con “Llorona” y “Échame a mí la culpa”, un aviso claro de que lo que venía era una noche para disfrutar sin medida.


Entre los temas más aplaudidos sonaron joyas como “Habanera Embrujada”, “Oye cómo va” o “Frenesí”, donde el público no pudo evitar moverse al ritmo desde sus asientos.

La Asociación Cántabra de Músicos de Jazz ofreció un bloque exquisito, con versiones de “Fly me to the Moon”, “Orange Colored Sky” o “El día que yo me muera”, interpretadas con ese toque de clase que solo el jazz bien hecho sabe ofrecer.

Durante el intermedio se entregó el Galardón Jueves de Boleros a la Cafetería Picos de Europa, por su 75 aniversario, y al Coro Ronda Altamira, por sus 44 años de trayectoria. Un reconocimiento lleno de cariño y gratitud hacia quienes siguen alimentando la vida cultural y musical de Cantabria.

La segunda parte del festival fue un auténtico festín sonoro: la fusión entre Jueves de Boleros y la Asociación Cántabra de Músicos de Jazz alcanzó momentos sublimes con canciones como “Vete ya de aquí”, “Perfidia” o “Para mí”.
El ambiente, con luces de neón, imágenes evocadoras y un aire de club de jazz, hizo que cada nota flotara en el aire como un recuerdo que no se quiere soltar.

 

En resumen: fue una noche redonda, llena de ritmo, complicidad y emoción.
Un festival que volvió a recordarnos que la música no solo se escucha: se vive, se comparte y se siente.
Desde Onda Marina, solo podemos decir… ¡gracias por tanto y hasta el año que viene!

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